Quede con Tirili, que al día siguiente madrugábamos. Habíamos visto las predicciones meteorológicas y el día se lo merecía, un día de mayo de 2.035 soleado, la mañana fría, el aire, más puro imposible y más transparente tampoco. Nos montamos en mi viejo TESLA Model-3, que ya ha cumplido los 17, y a pesar de ello estaba impecable, gracias a que le he tratado con primor, raro en mí, pero es que le tengo más cariño, que a la mascota que no tengo. Nos fuimos a dar una vueltecita por todas las parcelas agrarias de la explotación. A fin de cuentas, él había venido a ver esta experiencia.
Yo tenía pensado contarle todos los detalles en la oficina, pero para poder hablar de agricultura, hay que pisar el campo, por mucho que queramos, la realidad virtual, las imágenes HD de los satélites o la realidad aumentada, no dan idea de esas sensaciones finas, que sientes cuando das una patada a un tabón, o respiras profundamente cuando estas en un campo de trigo, o escuchas el escalofriante zumbido de un mosquito insistente que te ronda y no le ves. Eso no te lo da la informática.
Lo que se estaba imponiendo, es que la gente no compraba coches, salvo que tu trabajo dependiera del mismo. Yo había decidido mantener mi viejo coche, eléctrico por supuesto, ya que los de combustión estaban tan abrasados a impuestos que prácticamente habían desaparecido. En un pueblo como este, que las distancias no son un problema, se prefería el sistema de alquiler. Hacías una llamada con tu dindo y aparecía un coche en el lugar fijado y a la hora precisa, realizabas tu viaje con piloto automático, generalmente a la capital, te bajabas y te olvidabas del coche. El coste anual era muy inferior a tener tu propio coche. No tienes que estacionarlo, solo tienes que pagar por la distancia recorrida y puedes trabajar mientras viajas.
Las ciudades están cambiando aceleradamente, tiene que haber ocurrido algo muy excepcional, para ver un coche aparcado en la calle, ni siquiera en el extrarradio. El número total de coches ha disminuido en más de un 50%, gracias al agilísimo sistema de alquiler de coches eléctricos sin conductor. En cada ciudad habían aparecido varias empresas que tenían 20 o 40 vehículos repartidos en los antiguos garajes, que ahora se utilizaban muy poco, o en los locales comerciales, que se habían quedado cerrados en la última década, fruto del comercio electrónico.
Estas empresas tenían muy poco personal, ya que se hacía una gestión totalmente automatizada, de este tipo de coches sin conductor. Por no hablar de la reducción de accidentes. Antes se calculaba, que perecían 1,2 millones de personas en el mundo cada año por accidentes de coche, produciéndose un accidente cada 100.000 kilómetros recorridos. Con los coches autónomos, se calcula que tenemos actualmente un accidente cada millón de kilómetros. Esto salva más de un millón de vidas cada año.
Le di una vuelta general, por todas las comarcales que recorrían la explotación. El paisaje se repetía, pero quería que captase esa sensación. Al final dejamos el coche en una zona de servicio y empezamos a caminar por un sendero. De vez en cuando salíamos, para ver alguna parcela en especial, ya me encargaba, de elegir las parcelas y la orientación adecuada. Ver un trigo prieto, no cabía una planta más, a contraluz, ondulado por el viento, tenía ese efecto profundo, de plenitud, de satisfacción que yo sentía y veía que Tirili también. Vimos también alguna alfalfa y una remolacha que ya cerraba surco, una parcela de 100 Ha, bien nacida, sin hierbas que ensuciaran el cuadro y los surcos que se hacían infinitos. Disfrutarlo era una delicia.
Después de un buen rato caminando y ya con la mañana muy avanzada, estábamos eufóricos, nos fuimos a la bodega a almorzar. Un trozo de queso, un poco de cecina, un jarro de vino cosechero y un pan que compramos de camino, fue suficiente. Eran las once y diez cuando entramos y las doce y cuarto cuando salimos.
Ya en la oficina, nos esperaba Rucila[1], era nuestra gerente de la empresa Tierras de Frómista, S.A., y realmente nuestro único empleado, en su despacho estaba el sistema informático. No teníamos nada más que enseñar, Rucila y el ordenador, o el ordenador y a Rucila. Ah, y también la sala de reuniones, aquí era donde recibíamos a las visitas, y también, se pasaban los socios para ver como evolucionaban los cultivos y las diferentes labores. Les encantaba seguir todo el proceso en tiempo real, con realidad aumentada y alta definición, tan cómodos y calentitos. Casi todos eran agricultores jubilados y habían pasado lo suyo a la intemperie, y por supuesto también era la sala desde donde se controlaba todo.
[1] Rucila: En activo, 39 años. Gerente de la empresa Tierras de Frómista, S.A., consejera de productividad. Su función principal es la gestión del tiempo y la monitorización de la productividad de los distintos procesos de agricultura. Master en análisis de datos (Data Scientist). Se ocupa de examinar y procesar grandes paquetes de información (Big Data).
La pared más grande estaba ocupada por un monitor de 18 m2, los monitores ya no se medían en pulgadas, no tenía sentido, la llamábamos la Gran Pantalla, que con esa estúpida costumbre de utilizar las iniciales, se quedó con GP, aunque nosotros la llamábamos GPto. Alrededor había unas cómodas sillas y al fondo una pequeña, pero bien surtida barra de bar. Tirili ya había visto por Internet la distribución de las parcelas y conocía básicamente, las características de la experiencia agraria que estábamos llevando a cabo, pero se trataba de presentarle los detalles.
El sistema informático, que era una manera muy genérica de denominarlo, ya que realmente era algo bastante más complejo y sofisticado, técnicamente estaba catalogado como una (IAP), una Inteligencia Artificial Parcial. Este sistema recibía y enviaba datos, de todas las estaciones que teníamos repartidas en las parcelas, estaciones meteorológicas, casetas de riegos, instalaciones FV, postes de recarga eléctricos, drones, etc. Recibía también, a través de la empresa de servicios, todos los datos que capturaban los diferentes vehículos robotizados, que trabajaban en la explotación. Se comunicaba con todo tipo de organismos externos y con los diferentes laboratorios de análisis que tenía la empresa y gestionaba Rucila.
Dado el abaratamiento y la sofisticación que habían adquirido los equipos de microelectrónica, se habían puesto en el mercado y eran de uso muy común, diferentes laboratorios totalmente automatizados y gestionados por una IAP externa, (análisis de tierra, de fertilizantes, de plagas, de biología de plantas, etc.). Todo ello controlado por un software específico de gestión avanzada agrícola.
En la pantalla, apareció un plano con la distribución de parcelas, municipios y todos los detalles orográficos (carreteras, ríos, canales, ferrocarril, etc.). Rucila empezó la presentación, con los datos generales de la agrupación que habíamos conseguido. Se había creado una sociedad anónima, a falta de una figura más acorde, con la definición que debíamos dar a la citada agrupación de propietarios. Corregimos estas ineficiencias, con unos estatutos muy peculiares, que desde luego costo negociar y que los aprobaran las administraciones pertinentes. La superficie total que labrábamos actualmente era de 22.382 Ha y teníamos 132 Pívot de riego de gran tamaño.
Si tenemos en cuenta, que estamos en una zona, en la que la propiedad está muy atomizada, como consecuencia principal, que en el campo a mediados del siglo pasado, se produjo una trasformación agraria, que trajo consigo el mayor éxodo rural conocido. Se calcula, que una de cada tres personas, se fueron del pueblo a las ciudades en apenas dos décadas. Cuando estos señores se marcharon, en su mayor parte, mantuvieron la propiedad, que a su vez se fue dividiendo por sucesivas herencias. Hasta el insólito punto, que cuando se inició este proyecto, en la superficie antes citada existían 8.232 propietarios y los habitantes censados en todos los municipios afectados, incluyendo niños y allegados, estaba en 3.654 personas. Había más del doble de propietarios que de personas viviendo en el entorno.
Es cierto, que durante el proceso de puesta en marcha de este proyecto, que duro más de ocho años, y después de una intensa labor de búsqueda y convencimiento de propietarios, se consiguió, que al final vendieran una parte importante de ellos (sobre todo aquellos que tenían una superficie muy pequeña y que no vivían en la zona, que eran la mayoría). Hasta el punto que actualmente formamos parte de la sociedad, 754 socios. Es cierto también, que no toda la superficie que se veía en pantalla, estaba controlada por la sociedad, ya que existían parcelas, que la sociedad tenía en régimen de alquiler, o que simplemente cultivaban otros propietarios.
La sociedad tenía dos tipos de acciones, aquellas que habían sido suscritas desembolsando dinero (normales) y las que habían sido suscritas aportando superficie (especiales). Muchos de los segundos, también habían desembolsado dinero y tenían de los dos tipos de acciones. Actualmente, valorando la empresa a precio de mercado, existía un 42% de acciones normales y un 58% de acciones especiales, ya que muchos propietarios, en la constitución o en el trascurso de los siguientes meses, decidieron vender a la sociedad, su superficie y adquirir acciones normales. En esto siempre había discusión, sobre cuál de los tipos de acciones eran mejores, cada una tenía sus ventajas y sus inconvenientes.
Si alguien deseaba salirse de la sociedad y tenía acciones normales, lo hacía con mucha rapidez, ya que había un mercado más que interesante al que acudir. Los que tenían acciones especiales, también podían salirse de la sociedad y recuperar su propiedad, con una serie de condiciones perfectamente establecidas en los estatutos. Las zonas asignadas para estos casos estaban determinadas en la periferia de la propiedad de la sociedad, esto no significaba que la tierra fuera ni peor, ni mejor. Si este señor decidía vender, la sociedad tenía derecho de retracto durante unos ciertos años y otras peculiaridades menores.
La sociedad realizada periódicas ampliaciones de capital, de ambos tipos de acciones, ya que la experiencia iba calando muy profundamente en la zona y todo el mundo veía lo interesante del planteamiento. A las ampliaciones, acudían agricultores de la zona, pero no solo, dándose el caso, que había algún inversor extranjero, aunque este era una excepción, las ampliaciones se cubrían sin ningún problema y cada vez en menos tiempo.
El radio de acción de la sociedad actualmente, se centraba en el municipio de Frómista y abarcaba una circunferencia de 9 Km de radio. Sin embargo teníamos definida una zona de influencia que se extendía hasta un radio de 14 Km, con ello se podría llegar a las 60.000 Ha. Esto estaba perfectamente estructurado desde el principio, ya que cuando se realizaron los primeros estudios técnicos se contempló este radio de influencia.
En todo este rato, Tirili no conseguía cerrar la boca, estaba “pasmao”, al final consiguió articular palabra, comentaba que entendía perfectamente, que ahora que la experiencia estaba en marcha y todo funcionaba razonablemente bien, la gente estuviera interesada y acudiera a las ampliaciones. Sin embargo le parecía que era de una extrema dificultad, iniciar esta experiencia y comentaba la peculiaridad y singularidad de los agricultores de su zona, por poner en su boca palabras transcribibles.
Yo le comente que los agricultores de por aquí, éramos al menos, igual de peculiares, sino más, y que era cierto, que el esfuerzo fue titánico y estuvo a punto de fracasar en más de una ocasión, pero que al final, gracias al tesón, esfuerzo y paciencia de muchas personas y una colaboración clara de las administraciones regionales, que supieron ver el alcance futuro de la propuesta, se consiguió poner en marcha.
La razón que solo trabajara Rucila en la sociedad, no era otra, que todos los trabajos agronómicos, estaban delegados en una empresa de servicios especializada, de la que ya os he hablado. Rucila tenía la misma labor que un gestor de fondos, de hecho la sociedad, se puede considerar que es una mezcla entre una cooperativa de explotación comunitaria de la tierra, una sociedad anónima y un fondo de inversión agrícola. Con la peculiaridad, que los partícipes, eran gente próxima y conocedora de la actividad agraria, por eso era muy frecuente, que estos visitaran la oficina y realizaran un seguimiento detallado a través de GPto.
Se podría decir que estas personas estaban, sin darse cuenta, en la economía financiera[2] como propietarios de fondos, pero que todos los días veían y vigilaban el devenir de su inversión. Este modelo se ha convertido en una muy interesante interrelación entre la economía financiera vs la economía productiva.
[2] Economía financiera, consiste en prestar capital (un dinero) para obtener un rendimiento por este préstamo (intereses). Economía productiva, invertir en bienes de equipo y capital humano para producir bienes y servicios que se ofrecen al mercado. La comparación entre ambas la podemos entender en una infografía que presenta Genoveva López.
En buena y vieja teoría, la economía financiera debería ser la sangre, el fluido vital de la economía productiva. Sin embargo en los últimos tiempos, las cosas han cambiado sustancialmente. Sobre todo desde que los capitalistas, que eran y son dueños de su capital (empresa), hoy han dejado de ser dueños de su valor (mercado financiero). Desde finales del siglo XX la riqueza del crecimiento económico, ha fluido hacia la economía financiera y por tanto esta es hoy, el eje sobre el que gira la economía y como consecuencia toda la sociedad. Estos modelos económicos, no son inventados por malvados conspiradores, sino que responden a una construcción social, resultado de la evolución del desarrollo económico.
Este nuevo modelo de sociedad agrícola, junto con otros miles de experiencias en diferentes sectores que están apareciendo en todo el mundo. Nos lleva a que, al menos en una pequeña parte, los actores (inversores) en la nueva economía financiera, invierten su dinero en fondos que actúan en la economía productiva local, cambiando radicalmente el enfoque. Cuando antes depositaban su inversión en una economía financiera globalizada, oscura, extraordinariamente compleja y muy especializada. Ahora dedican sus fondos a una economía productiva local, sencilla y comprensible para ellos. Puede ser un nuevo y muy interesante paso en la evolución económica.
Cuando se realizaron los estudios iniciales, para organizar el nuevo modelo de sociedad agrícola y paliar en lo posible, la gran crisis en la que estaba la agricultura. La primera gran conclusión o medida que se planteó, es que la agricultura se debía profesionalizar definitivamente. Para ello debía de adquirir tamaño, capacidad de financiación y nueva estructura societaria, pensando en explotaciones que aumentaran en uno o dos órdenes de magnitud su superficie, potenciando por tanto, explotaciones superiores a las 20.000 Hectáreas.
El siguiente paso lógico era tecnificar esa superficie, para ello era esencial plantear una profunda y revolucionaria concentración parcelaria (de la que hablaremos en otro momento), creando parcelas de un tamaño suficiente, para que la nueva maquinaria robotizada, pudiera hacer su trabajo eficientemente, y para que los riegos mediante grandes pívot, fuesen económicos y eficientes. Por último se trataba de dotar de inteligencia a estas parcelas, añadiendo sensores y actuadores que monitorizaran en todo momento la evolución de los cultivos.
Dado que la adquisición de esa cantidad de superficie, requería de unas grandes inversiones, que ningún agricultor podía hacer frente individualmente, se propuso como solución, la creación de una agrupación de propietarios. La forma jurídica que debía tomar tal asociación, se debatió entre los afectados, después del análisis de los diferentes modelos que existían en el mercado, como cooperativas de tierras, sociedades anónimas, fondos de inversión.
Previamente a la creación de esta nueva empresa, se realizaron un conjunto de estudios técnicos de detalle sobre la zona, como un estudio geológico del suelo de alta definición. El objetivo de este estudio, era determinar con exactitud, la calidad del suelo en superficie y por otro analizar los posibles recursos que pudiéramos tener en el subsuelo, con el fin de localizar zonas especiales de areniscas y gravas para la ubicación de posibles balsas subterráneas, o la concreción de posibles recursos de gas de esquisto.
Se ejecutó un estudio geográfico, para la consecución de un modelo digital del terreno de alta precisión, fundamental para la planificación de las nuevas parcelas y ordenación del territorio. Y por último y en combinación con los anteriores un estudio hidrogeológico, con el fin de replantear una nueva red de riego, embalsamiento de agua y desagües.
Con todas estas cuestiones estuvimos enredados hasta casi las seis, pero como habíamos almorzado tarde y pensábamos cenar pronto, nadie protesto.
Después de la cena, le propuse a Tirili tomar una copa en el jardín, la noche era bastante fresquita y muy trasparente, como había sido el día, también era muy oscura gracias a que no había luna. Al caer la noche el espectáculo del cielo estrellado y de la Vía Láctea era sublime, como también se la conoce como Camino de Santiago, le hice ver a Tirili lo apropiado de la observación nocturna que había planeado, así que nos abrigamos un poco y salimos.
Saque mi nuevo catalejo 50x y 150 mm, que como ya sabéis están conectados a Internet, tenía también el adaptador que me permitía acoplarle como si fuera un casco de minero, de esa manera me permitía, tener las manos libres y mirar a cualquier parte del cielo. Era una maravilla tecnológica, una óptica perfecta, tenía autofoco, un potente estabilizador de imagen y todas las prestaciones informáticas que te puedas imaginar.
Por darme un poco de importancia frente a Tirili, le fui comentando una serie de datos astronómicos muy básicos. Le explique que las estrellas se agrupan en conjuntos denominados constelaciones, (es curioso pensar que todas las civilizaciones han organizado el cielo con la misma filosofía). Muchos de los nombres de las actuales constelaciones provienen de las civilizaciones mediterráneas, anteriores a la época de Jesucristo, asociando a ellas dioses, héroes y animales reales o fantásticos, cuya silueta creían ver en el cielo.
Más tarde, en el 150 Dc, el astrónomo griego Tolomeo, enumeró 48 constelaciones bien definidas para el hemisferio norte. En esa época, las constelaciones fueron muy útiles para la navegación marina y para precisar las épocas de cosecha y siembra, al señalar la hora de la noche y las diferentes estaciones del año. En tiempos más recientes se añadieron nuevas constelaciones y otras se modificaron o desaparecieron. Hasta que en 1.930 la Unión Astronómica Internacional, estableció 88 constelaciones o áreas que recubren el cielo de todo el planeta, como las piezas de un rompecabezas.
Un cierto número de estrellas, poseen nombres griegos y romanos, como Sirio, la estrella más brillante del cielo, que proviene del griego y significa “resplandeciente”, por su intenso brillo. Espiga, la estrella más destacada de la constelación de Virgo, procede de la palabra latina Spica, que en las representaciones sostiene la diosa de la cosecha Virgo.
Pero la mayor parte de los nombres de las estrellas, son de origen árabe, siendo introducidos en Europa, durante la Edad Media. Por ejemplo, Deneb, la estrella más brillante de la constelación de Cygnus (el Cisne), deriva de la palabra árabe cuyo significado es “cola”, ya que ocupa esta posición en el dibujo de esta constelación. La estrella Aldebarán, la más resplandeciente de la constelación de Taurus (el Toro) significa en árabe “el que sigue” porque en el cielo acompaña a un cúmulo de estrellas denominado Pléyades. Betelgeuse, estrella de brillante tonalidad naranja, situada en la zona superior izquierda de la constelación de Orión, procede de la palabra árabe que significaba “la mano de Orión”.
Utilizando el catalejo, no era necesaria la explicación que yo le iba dando, ya que a la vez que enfocabas a una parte del cielo, el superponía una capa de realidad aumentada y te marcaba las constelaciones, las estrellas más representativas o cualquier otro objeto espectacular, como las nebulosas, pulsar, cuásar o demás maravillas del universo. Podías hacer zoom, sobre un objeto en especial hasta ver la última imagen, que había tomado el gran telescopio E-Elt (inaugurado en diciembre de 2.023). Sobre la imagen, se superponían todos los datos técnicos disponibles, además podías escuchar un relato detallado de lo que estabas viendo. Aunque esa opción la tenía desconectada y hacia yo de Cicerón.
En esto iba la noche, pero como el frio ganaba terreno, a pesar de nuestros esfuerzos en combatirlo, eso sí, ayudados con un buen Coñac, no tuvimos más remedio que replegar posiciones y meternos en casa. Como no era muy tarde le propuse ver una buena película, de ¡Ciencia & Ficción, por supuesto! Al ver la lista que le presente, eligió Enemigo Mío, me extraño la elección, ya que fue un fracaso de taquilla, y según mi criterio es una pequeña obra cumbre del cine de ciencia-ficción, injustamente olvidada. Una joya, que merece la pena recuperar, aun con sus obvias imperfecciones, pero con una historia inolvidable y que de ninguna manera pierde con el tiempo. Yo la había visto un par de veces y siempre fue para mí una película de culto.
Esta película la vimos en HD y en 3D, últimamente había aparecido la costumbre, la moda, entre expertos en informática, en cine, y porque no, entre ciertos frikis, de remasterizar muchas películas de culto o clásicas.
El proceso iba un poco más lejos que una clásica remasterización, ya que, el nuevo software de edición, te permitía hacer casi una nueva película. El primer paso era remasterizar, convirtiendo la película de analógico a digital, aplicando en este paso todo tipo de filtros y mejoras de la imagen. Posteriormente, cada una de las escenas, se vectorizaban, individualizando los elementos sustanciales de las mismas, como podrían ser los personajes, vehículos, arboles, etc. A estos elementos esenciales, se les objetivaba, pudiendo con ello, dar nueva vida a estos objetos. Mediante un software especial y la participación de un director, en muchos de los casos, se consiguió mejorar considerablemente las escenas, sin perder la esencia de la película original, pero creando una nueva entidad audiovisual, como ocurrió con esta película.