Ayer quedamos a cenar, mi amigo Pafije, Rucila nuestra experta en optimización de procesos, Dasoli y yo. Le pregunte ingenuamente a Dasoli porque había disminuido la superficie sembrada de forrajes en nuestra zona. Este sin dudarlo aprovecho la verónica para meternos una “chapa” importante sobre la materia y nos comentó.
En la zona de Tierra de Campos en 2.035, la disminución había sido considerablemente frente a lo que venía siendo tradicional, esto ha sido una consecuencia más, del calentamiento global que estamos sufriendo y que ha introducido importantes variaciones, en el régimen térmico e hídrico de la comarca. Las plantas forrajeras son altamente dependientes de las condiciones ambientales, especialmente de las limitaciones impuestas por el clima. Las precipitaciones se han reducido en los últimos 50 años en más de un 11 %, puede parecer que no es un valor excesivo, pero cuando estamos con pluviometrías medias de 430 L/m2, empieza a ser preocupante, añadido a la mayor frecuencia de episodios de fuertes sequías y lluvias torrenciales.
La disponibilidad de agua en el suelo, es el mayor factor limitante de la producción de forraje en secano y este problema parece acrecentarse a futuro. A esto hay que añadir las sucesivas olas de calor, que estamos sufriendo en los meses estivales y el consabido aumento de temperatura media en el mismo periodo. Esta situación hace que la utilización del agua, se haya convertido en un artículo de lujo que hay que optimizar. Basta recordar que una forrajera en regadío tipo alfalfa, puede consumir más del doble de agua que un trigo de alta producción en la misma zona.
En la perspectiva de atenuar esta vulnerabilidad, se presentan diferentes alternativas, que permitirán mejorar la eficiencia en el uso del agua por las plantas forrajeras. La era de la tecnología genómica, nos está ofreciendo un conocimiento preciso del funcionamiento de multitud de genes y del análisis de su expresión a nivel global, lo cual brinda la posibilidad de identificar, caracterizar y utilizar estos genes, para mejorar la producción de forrajes. En especial se están discutiendo las posibles estrategias agronómicas para incrementar el agua disponible para la planta, así como el papel de la selección genética, en base a criterios de capacidad de obtención de recursos hídricos en el suelo y de su eficiencia en su uso.
El valor nutritivo de los forrajes, depende fundamentalmente de tres factores: Composición química, digestibilidad y palatabilidad. Los principales componentes de las plantas forrajeras, son sintetizados gracias a la energía solar, que es transformada en energía química, por efecto de la fotosíntesis y se agrupan en (hidratos de carbono, proteínas, grasas y vitaminas), a estos componentes se añaden, los minerales procedentes del suelo y un gran contenido en agua, próximo al 80 %.
La calidad del forraje, depende básicamente de la relación tallo/hojas de la planta, las hojas tienen un mayor contenido de proteína y una mayor digestibilidad de la materia seca, por tanto es vital estudiar su etapa de madurez, en el momento de la siega. A medida que el forraje madura se produce una disminución del porcentaje de proteína de la planta y aumenta la celulosa, la hemicelulosa y la lignina, componentes químicos, menos apreciados como nutrientes debido a que tienen una menor digestibilidad.
Existen varias maneras de almacenamiento y conservación de forrajes:
La vía seca: cuyo resultado es el heno. La conservación es posible gracias a la desecación, que lleva a un porcentaje de humedad final, de alrededor del 12-15 % en el forraje, lo que asegura su estabilidad.
La vía húmeda: llamada «ensilado», se aplica tanto a las gramíneas forrajeras como al maíz.
Los campos de pasto, son básicamente pantallas solares, capaces de transformar la energía radiante del Sol en energía química. Las máximas eficiencias de fijación medidas, oscilan entre 1-3% por falta de genotipos adaptados, existencia de patógenos, baja fertilidad de suelos o problemas ambientales, que limitan el crecimiento de las plantas. Para tener valor comercial, la energía del forraje debe transformarse en tejido animal, lo cual implica su cosecha, digestión y transformación en tejido animal. Debido a estas ineficiencias, la producción animal sólo convierte en producto 1/1.000 de la energía solar recibida.
Con la ubicación adecuada de ciertas especies forrajeras y la mejora genética de cultivares se puede aumentar la eficiencia de captación de la energía radiante, de cosecha y de digestión del forraje producido.
La siembra de forrajes se esa planificando, bajo dos principios, por un lado una parte en secano para dar rotación adecuada a los cereales, con variedades tipo Vezas, Alfalfa, Avena y Esparceta, esta última es un cultivo especialmente interesante, ya que es considerada una leguminosa muy rustica, que se adapta perfectamente a climas muy secos y otra parte en regadío hasta cumplimentar las necesidades de forrajes de nuestra ganadería.
Una opción para incrementar la cantidad y calidad del forraje producido en la propia explotación, de manera respetuosa con el medio ambiente, consiste en llevar a cabo rotaciones forrajeras, siendo la rotación anual “maíz (verano) / raigrás o cereal (invierno) cosechado y picado en verde”, la más habitual. Dentro de esta rotación, el maíz es el cultivo principal, con un 70% de la producción total, y las especies de invierno se siembran después ocupando el terreno hasta la próxima primavera, en que vuelve a sembrarse el cultivo principal de maíz.
Como consecuencia del citado calentamiento global y con objeto de optimizar el uso del recurso agua, se está intensificando la producción de forraje verde hidropónico (FVH), para cubrir las necesidades de las explotaciones ganaderas. Es una metodología de producción de forraje, haciendo germinar el grano en una solución nutritiva acuosa. El grano germinado alcanza una altura promedio de 25 Cm, que el animal consume desde la parte aérea formada por el tallo y las hojas verdes, hasta los restos de semilla y la raíz.
Las ventajas del FVH es que utiliza una superficie 100 veces menor que un forraje equivalente producido en campo abierto, sin uso de agroquímicos y utilizando de 30 a 50 veces menos agua, debido al ahorro de agua por evapotranspiración, escurrimiento superficial e infiltración. Al ser producido en unas instalaciones cubiertas nos garantiza el suministro constante durante todos los días del año, con una perfecta planificación a la demanda. Dada su uniformidad, se evitan alteraciones digestivas, menor incidencia de enfermedades, aumento de fertilidad y aumento de la producción de leche.
Los nuevos desarrollos en maquinaria relacionada con el forraje, se han centrado en ensiladoras autopropulsadas y siguiendo la misma tendencia, que el resto de maquinaria agrícola, maquinas autopropulsadas, eléctricas, sin conductor y de gran rendimiento. Estas máquinas realizan una secuencia de procesos, que consiste en segar en campo el forraje, este pasa por un proceso de prensado que elimina una parte significativa de agua, posteriormente es picado y pasa a un sistema, que compacta el forraje, con el objetivo de eliminar en lo posible el contenido de oxígeno y como paso final embolsa el producto en bolas con un peso medio de 2.000 Kg.
Los procesos que se desarrollan dentro de la bolsa, determinan que el ensilado final, tenga la calidad demandada para una alimentación correcta. Después de segar la planta, cuando la célula vegetal aún respira, se produce anhídrido carbónico (HCO) y agua, que elevan la temperatura hasta 58 o 60°C, conduciendo al oscurecimiento del ensilado y caramelización de los azúcares. Esta fase aerobia no debe permitir la presencia de aire, pues disminuye sensiblemente el contenido de azúcares solubles y la digestibilidad. Es por esto imprescindible que la bolsa debe cerrarse en forma hermética; así el poco oxígeno presente se consume con rapidez (primeras cinco horas) y garantiza un buen resultado. Una vez se agota el oxígeno se inicia un proceso de fermentación láctica, cuyo grado depende del contenido de azúcares fermentables y del nivel de anaerobiosis.
Mientras Dasoli nos relataba esta interesante charla, yo notaba que estaba haciendo un verdadero esfuerzo de síntesis y simplificación, se lo hice notar y me dio la oportunidad de contarle un viejo chiste.
“Un granjero necesita calcular el volumen de sus vacas, y como no conseguía hacerlo, pidió a la universidad local ayuda académica. La universidad reunió un equipo multidisciplinar de profesores, un matemático, un ingeniero y un físico. Estos se desplazaron a la granja, y después de estudiar el problema.
El matemático dice: «Podríamos encontrar una solución exacta si parametrizamos la superficie de la vaca y calculamos su volumen mediante un sistema de integración múltiple». Al granjero, como es normal, se le cae el alma al suelo, porque no ha entendido nada y le parece imposible hacerlo en la práctica.
El ingeniero dice: «Podríamos encontrar una solución muy práctica, si metemos la vaca en una piscina llena de agua, recogemos el volumen de líquido desbordado y lo medimos». El granjero, aunque entiende y le gusta la idea, piensa que no dispone de una piscina así, ni tampoco ve claro como recoger el agua que se desborda, y el riesgo de que se le ahogue la vaca. Así que decide escuchar más alternativas y se acerca al físico.
El físico dice: «Yo tengo la solución más rápida y sencilla». ¿Cuál? -Le pregunta ansioso el granjero.- «Supongamos que la vaca es esférica y tiene un radio R…».
Dasoli se rio, me extraño que no conociera este viejo chiste de frikis y entendió la pequeña moraleja que encerraba, según la cual para resolver un problema se tiende a simplificarlo. Esto no tiene por qué ser malo, pero si no se hace con cabeza, puede llevar a soluciones tan «originales» y poco realistas como suponer que una vaca es esférica para poder calcular su volumen…
La tertulia se fue animando, y como cenábamos muy pronto, no teníamos ninguna prisa en irnos a la cama, y surgió un nuevo tema de conversación.
Desde que había aparecido “la moda” de utilizar palabras nuevas para designar las nuevas aplicaciones tecnológicas que estaban apareciendo, no había tertulia o sobremesa que no surgiera como tema estrella de discusión, ya que tenía tantos detractores como defensores. En este caso fue Rucila, la que saco el asunto a cuenta de un comentario sobre los fadin, ella era partidaria de seguir utilizando acrónimos, o palabras inglesas más o menos transformadas.
Nos puso el ejemplo del fadin[1], que en muchos círculos, se denominaba como (Fica) Functional Integrator Culinary Appliances, no acababa de aportar un argumento muy contundente en su defensa, ya que se remitía, a que siempre se había hecho así, que era la manera más natural, o que surgía el acrónimo de los propios tecnólogos. A mí la verdad es que tanto la palabra (fica) como (fadin) me dejaban frio ambas dos, pero pensaba que (fadin) tenía una ventaja, era una palabra que se escuchaba igual en todos los idiomas y era independiente de una tendencia cultural o nacionalista.
[1] Fadin: Palabra formada por la nota musical (fa) y la onomatopeya de la campana (din). Representa un sofisticado equipo, que integra todos los elementos de una tradicional cocina, automatizándolos y controlándolos con un sistema experto, desde la elaboración tradicional de la comida, hasta el pretratamiento de los residuos.
Los defensores de estas nuevas palabras se preguntaban, ¿qué sentido tienen las palabras formadas por acrónimos?, que en muchos casos son impronunciables y que en sí, no nos dicen nada. Tomemos como ejemplo la palabra ADSL, es una palabra de uso muy común, no sabemos si escribirla en mayúsculas o minúsculas, no tiene pronunciación, ya que debemos deletrearla, no obtenemos su significado por sus iniciales y la hemos incorporado a nuestro vocabulario, la hemos aprendido. Lo mismo podríamos decir del vocablo wifi, que además de lo anterior, es una marca comercial.
Como estas palabras eran de uso en todo el mundo y se difundían a la velocidad del rayo, apareció una iniciativa en las redes sociales, que trataba de definir nuevas palabras con una cierta visión de futuro, con el propósito quizá lejano de converger en una lengua vehicular universal.
La aspiración de conseguir una lengua común, no es nueva y ya empieza a afirmarse en el siglo XVII y se desarrolla en los siglos siguientes, reforzada incesantemente por la evolución del pensamiento, de la técnica y de la civilización. Esta aspiración del hombre, como ha ocurrido con tantas otras -conquistar los mares, el vuelo, el espacio, etc.- tiene que verse cumplida en algún momento. Los viejos e insistentes sueños del hombre, son deseos arraigados y estos se convierten en realidades futuras. La exigencia sociológica de muchos pueblos a que sea una lengua diferente al inglés, por su orgullo cultural y por las posibles reminiscencias imperialistas, hace necesario el desarrollo de esa lengua vehicular. Esto se ve claro en todos los programas internacionales, que aun siendo el inglés la lengua de hecho, todos los países participantes exigen la concurrencia de su propio idioma en estos eventos.
Fue a partir de ese momento, que se propuso crear palabras que fueran neutras con respecto a cualquier idioma y que cumplieran tres principios: Que se escucharan de igual manera en la mayor parte de los idiomas, para ello se utilizarían sonidos universales. Que se escribieran en cada lengua de forma diferente, utilizando la transcripción fonética más fiel a cada lengua y las reglas fonéticas de dicha lengua. Estos sonidos se diferenciaran lo suficiente en el espectro auditivo, para que un ordenador los discrimine espectralmente con facilidad, sin que la señal quede enmascarada, por las diferencias de tono, timbre e intensidad de una persona a otra. Con el fin de que no fuese necesario aprender, ni su grafía, ni su escritura, ni su pronunciación, ni su ortografía.
Estas palabras se habían formado con sonidos llamados universales que se consideraban, comunes y conocidos por todos los hombres, como son: el alfabeto musical, sonidos onomatopéyicos, imitativos, naturales, animales, infantiles, internacionales, etc., y aquellos fonemas que puedan considerarse universales lingüísticos en mayor o menor grado.
Yo era un enamorado de esa nueva corriente y adoptaba esas palabras, cada vez que aparecían con un poco de fuerza por las redes. Era un gran defensor de la lengua común[2] y pensaba, que como consecuencia de todo lo anterior, podríamos acercarnos al objetivo de crear una lengua universal para todos los seres humanos, que sirva además, como interfaces para comunicarnos con las máquinas. De fácil aprendizaje y de rápida implementaron en la sociedad, a pesar que los dindo habían resuelto el problema de la comunicación entre personas de diferentes idiomas.
[2] Carmen Díez-Carrera & Carlos González-Ruiz. (2003). Voice Recognition Systems Toward a Universal Language. Journal of Universal Language, Vol-4, N-2, Pág 1-26.
La discusión durante toda la velada fue muy rica, Dasoli se puso a mi favor en la discusión, pero como Pafije apoyo a Rucila, la cosa quedo empatada y no llegamos a ninguna conclusión, aunque se escucharon ideas muy interesantes, del estilo siguiente.
…No existe una lengua del comercio, de la economía, por mucho que queramos ver en el inglés esta función. Tan solo es válida para las grandes estructuras financieras y económicas, aunque solo en el lenguaje superficial y no para el 90% de las pequeñas industrias. Sería un progreso definitivo que en todo el mundo se unificaran criterios contables, financieros, económicos, y se buscara una convergencia que favorecería enormemente todo tipo de transacciones. En este asunto una lengua común de la economía sería la solución, incluso se puede plantear como un sistema autónomo dentro de las lenguas, como lo es el sistema métrico decimal…
… Buscamos en la red, como se escribían las palabras, que definían el sistema métrico decimal y nos dimos cuenta, de las enormes semejanzas de estas palabras en idiomas diferentes. No podría ser de otra manera, ya que es consecuencia de la adopción de un sistema común, esta semejanza sería mucho mayor si no se hubiera nacionalizado su escritura o pronunciación. La adopción internacional de este sistema, ha aportado incuestionables ventajas a toda la humanidad. Como este, podríamos encontrar multitud de ejemplos, en los que siempre que tratamos de adoptar un sistema común, las ventajas son impresionantes…
…Al reconstruir la historia de nuestras lenguas o de nuestra escritura, es normal que aparezca la pregunta ¿Porque evoluciono esta lengua, de esta etapa a esta otra? La respuesta general a esta pregunta podría ser sencilla: La lengua o la escritura pasó de una etapa a otra, porque en un momento determinado, por causas múltiples, un nuevo sistema fue considerado más adecuado, para las necesidades locales, que el que se encontraba en uso. Es decir, la mejora es el fin de la evolución, bien puede ser este argumento, un punto a considerar en la actual situación de caos lingüístico, en el que se encuentra el mundo. Podría ser este, un momento oportuno…
…La lengua ha sido un arma política en toda su historia, ha sido utilizada tanto para unir imperios, como para dividir pueblos o para diferenciar culturas. Estamos atravesando una época, en la que este mismo fenómeno, se presenta en diferentes partes del mundo, con la fragmentación de la lengua del estado, en lenguas de territorios pequeños, problema generado por un crecimiento de los nacionalismos. Esta situación parece indicar una dirección, en sentido contrario a lo que proponemos y por tanto, desanima el intento de presentar una lengua universal, sin embargo esta tendencia por sentido común debería ir disminuyendo…
…Siguiendo este análisis podemos percibir que el mundo se encuentra en una doble tendencia, por un lado existe una tendencia de unificación, representada por la globalización, la unión de países, los organismos internacionales, etc., por otro lado y quizá como reacción a esta unificación, existe la tendencia de los nacionalismos. La aparición de una lengua universal, puede rebajar la tensión que existe entre los nacionalismos y sus estados…
Desde el humor, podemos ver lo interesante que puede ser una lengua universal…
Ya al final de la noche, les propuse ver una buena película y como lo mío es la ciencia ficción. Propuse una película del año 2.017 (un poco vieja, lo sé), pero que me impacto. Hay películas que cuando estoy sentado en la butaca, me fascinan, no ocurre con frecuencia y “La Llegada” fue una de esas películas. Te llega al corazón y al cerebro, quien puede pedir más.
Nadie ha indagado tanto y tan bien en las posibilidades y contradicciones de los que caminamos a dos patas y creemos estar en la cúspide de la pirámide alimenticia, como la ciencia ficción, y nadie ha sido capaz de fingir con tanto talento que no era esa su intención.
La llegada acaba siendo un relato sobre la comunicación y todos los problemas y virtudes que puedan surgir alrededor de ella.
La película se inicia con la aparición de 12 gigantescas naves extraterrestres. Aprovecha esta circunstancia, para plantearnos el primer dilema. La falta de comunicación entre los grandes bloques, que definen el mapa sociopolítico y su incapacidad, para trabajar juntos en una finalidad común. El otro gran bloque discursivo del film, no es otro, que el concepto de la relatividad lingüística, apoyándose en la hipótesis de Sapir-Whorf acerca de la relación entre el lenguaje utilizado por una persona y la forma que esa misma persona conceptualiza el mundo que le rodea.
El caso es que, finalmente, descubrimos que los extraterrestres han venido a nuestro planeta, para enseñarnos su lenguaje, el heptápodo, un método de comunicación, que una vez aprendido, permite entender el tiempo como un gran todo y posibilita olvidar nuestra percepción lineal del tiempo (que no deja de ser, una construcción humana), para aceptarlo irremisiblemente en las decisiones cotidianas de nuestra vida. En la práctica, permite recordar acontecimientos de nuestro futuro, que aún no han ocurrido, es como si toda nuestra biografía, quedara desplegada en nuestra memoria. Una herramienta que los alienígenas, creen que debemos poseer, para que en el futuro (3.000 años después de los hechos acontecidos en el film), podamos ayudarles, con un problema que nunca nos revelan.