Estamos en marzo de 2.035 y nunca me ha gustado madrugar, lo he evitado toda mi vida y creo que lo he conseguido, sin embargo ayer fue mi 78 cumpleaños y hoy me suena el dichoso despertador, y nada menos que a las 6:10 de la mañana. Hay una muy buena razón, desde luego, pero no evita esa desazón interior que me produce. La fobia me viene desde pequeño, con 9-11 años mi madre me ponía el despertador una hora antes de ir al colegio, para que me levantara a estudiar, no lo soportaba, todo el mundo en la cama y yo levantado, encima no estudiaba nada por pura rebeldía, pero no tenía más remedio que levantarme.
Además esos inviernos en el pueblo con frio intenso, nada que ver con los inviernos actuales, ni con el aislamiento de las casas de hoy, aunque me vestía como para ir al polo, albornoz como última capa y encendía el brasero eléctrico de la mesa camilla, el frio seguía siendo de garabatillo y los chupiteles que colgaban de los tejados una imagen imborrable. Es curioso han pasado 70 años y la sensación es la misma, no es desagradable, ni por ello tengo un trauma, pero las vivencias intensas son muy evocadoras.
Lo primero que hice, antes de ir al baño, fue encender el ordenador, esto tampoco es nuevo, ya que llevo haciéndolo desde hace más años de los que me gustaría recordar. Lo único que he cambiado de esa pequeña rutina, es el ordenador y sobre todo mis añorados monitores. Hay momentos, en los que si te pones a pensar, cómo ha evolucionado la informática, desde los años 80 del pasado siglo, se te ponen los pelos como escarpias. Al final el bueno de Gordon Moore, tenía más razón que un santo, al postular su famosa ley en 1.965 “Que la capacidad de procesamiento de un ordenador se podría duplicar cada 15-18 meses”.
Recordando mi primer ordenador (ver tabla adjunta) que compre a finales de 1.980. Un Base-64, clon del famoso Apple II, por la nada despreciable cifra de 118.000 Pts, un dineral para esos años y con una capacidad de procesamiento de 6,4 x 105 Instrucciones Por Segundo (IPS), dos disqueteras de 5” ½ y sin disco duro, pasando por mi doceavo ordenador comprado en 2.012 por 750 € y una capacidad de cálculo de más de 2,0 x 1010 IPS, al ordenador que acabo de encender que posee una capacidad de 3,2 x 1014 IPS. Vemos que en el plazo de 55 años ha aumentado la potencia de los ordenadores en 9 órdenes de magnitud, esto significa multiplicar la potencia por 1.000.000.000, es decir por mil millones de veces, lo mismo podríamos decir del resto de prestaciones, capacidad de disco, memoria RAM, velocidad.
1.980 | 2.012 | 2.035 | |
Procesador: | 6502 | Intel Core i3, 2 núcleos | Iz-14-24 núcleos |
Disco: | 2 x 1,43 x 103 B | 3 x 2 x1012 B | 6 x 2 x1018 B |
Memoria RAM: | 64 x 103 B | 8 x 109 B | 6,0 x 1014 B |
Velocidad: | 1,0 MHz | 3,7 GHz | 1,2 THz |
Bus: | 8 bits | 64 bits | 128 Bits |
IPS: | 6,40 x 105 IPS | 2,0 x 1010 IPS | 3,2 x 1014 IPS |
Tabla 1: Tabla modelos Ordenadores.
Lo gracioso, es que como veréis a lo largo de esta conversación, soy un antiguo, todavía me gusta tener mi propio ordenador en casa, con sus discos duros, placa base y todo eso. Ya sé que todo el mundo trabaja con un pequeño terminal, contra las aplicaciones albergadas en la nube-niebla, que son mucho más potentes y versátiles, que las que yo tengo instaladas, o donde tienes espacio casi ilimitado para guardar todos tus ficheros.
En realidad lo que más me atrae, es mantener en mi entorno, toda mi información y mis ficheros, son “mi tesoro”. Incluso me gaste una pasta en un armario ignífugo para tener mi pequeña colección de discos duros a salvo, almacenando todo lo que he ido acumulando digitalmente a lo largo de mi vida. En el fondo soy un coleccionista, me gusta tener las cosas cerca, iba a decir que me gusta tocarlas, pero son digitales…
Además mi ordenador no es ni mucho menos, el más potente que puedes encontrar en el mercado a precios asequibles, pero me resulta suficiente para cubrir mis expectativas, es más, me sobra mucho de su capacidad, que conste que yo también almaceno en la nube una copia de seguridad, más que nada por si pierdo la llave del armario.
Por mucho que intente preservar mi documentación, todos sabemos que todos los sistemas de almacenamiento tienen fecha de caducidad, desde los clásicos discos compactos (CD) hasta los discos de estado sólido (SSD), con el tiempo y el uso se van deteriorando hasta que son ilegibles.
En aras de resolver ese problema, un grupo de científicos perteneciente al Centro de Investigación Optoelectrónica de la universidad de Southampton ha desarrollado una técnica para almacenar y leer datos en un disco de cuarzo nano-estructurado.
Cada disco posee 360 terabytes de capacidad, y el proceso de grabación se realiza con un láser de alta velocidad, el cual crea tres capas de puntos, cada una separada por una distancia de apenas cinco micrómetros. Para poder hacer estas grabaciones es necesario tener unos equipos sofisticados y costosos para una persona física, pero existen empresas que por un precio muy razonable te graban la información que tú les envíes en un pequeño disco de cuarzo. Este cristal está pensado para resistir temperaturas y condiciones extremas y puede resistir el paso del tiempo sin deteriorarse, se calcula su vida útil en millones de años.
Lo mismo podríamos decir de los nuevos sistemas de almacenamiento en ADN. Los investigadores, del Instituto Europeo de Bioinformática, fueron de los primeros en almacenar información en una molécula de ADN. En una publicación de la revista Nature, los autores del estudio afirmaron que es posible almacenar grandes volúmenes de datos, (un gramo de ADN tiene la capacidad de almacenar alrededor de dos petabytes de datos, o lo que es lo mismo 2.000 terabytes), por miles y miles de años, simplemente manteniéndolo en un sitio fresco, seco y oscuro. Lo sabemos porque hemos encontrado ADN de mamuts lanudos en ese tipo de condiciones.
La molécula helicoidal se mantiene unida por cuatro grupos químicos, (adenina, guanina, citosina, y timina), que cuando se acomodan en un orden específico, contienen las instrucciones genéticas que necesita un organismo vivo para construirse y conservarse. El sistema de almacenamiento propuesto utiliza las mismas cuatro «letras», pero en un lenguaje completamente distinto al de los seres vivos.
La información es traducida a ese nuevo código genético de cuatro letras, lo mismo que actualmente la información es traducida al código binario (ceros y unos). Posteriormente una máquina de síntesis de ADN estándar produce en serie la secuencia correspondiente. En la lectura de esa información, empleamos el mismo equipo que se utiliza en los laboratorios de biología molecular para leer el ADN de los organismos.
Actualmente los costos involucrados en la síntesis de la molécula en el laboratorio son muy elevados, pero gracias a las nuevas tecnologías pronto será más asequible, e ideal para archivar documentos a largo plazo. Existe un tipo de información que es permanente, que no se consulta diariamente y que está siendo gravada en moléculas de ADN, como toda la cultura humana de todos los tiempos (literatura, música, arte, cine, fotografía, archivos históricos, etc.).
A diferencia de otros medios de almacenamiento que se usan en la actualidad, una biblioteca molecular no exige un mantenimiento constante, ni electricidad. Por otra parte, gracias a la universalidad de la molécula de la vida, probablemente nunca tenga que enfrentarse a problemas de compatibilidad con versiones anteriores, ni a que la tecnología de una época futura no permita leer la información archivada. Siempre y cuando siga existiendo vida basada en el ADN en la Tierra, encontraremos un método para leer esa molécula.
Si la potencia del ordenador ha evolucionado vertiginosamente, lo que de verdad ha cambiado conceptualmente han sido los monitores, o dicho con más rigor la interface con el ordenador. Lo que tengo actualmente es únicamente una mesa táctil holográfica, desaparece el teclado, el ratón y los monitores, cuando interactuó con el ordenador, tocando los diferentes controles que me van apareciendo sobre la mesa, se despliegan una serie de imágenes holográficas 3D, sin soporte físico alguno, de tal forma que puedo interactuar sobre el contenido que se despliega, esto genera una versatilidad y una rapidez en la gestión de aplicaciones inimaginable.
Con tanto hablaros de mi madrugón, y de mi ordenador, no os he contado el objetivo del mismo, tengo el trabajo de preparar una finca de más de 100 Ha. para poderla sembrar en los próximos días de remolacha, con un vehículo auto-guiado. Sí, soy agricultor, por mi edad estaréis pensando que debería estar jubilado, calentito en la cama, y no trabajando en el campo a esas horas, y de hecho lo estoy, o casi, ya que no he perdido ni un día de mi vida en mantener una actividad productiva. Pero este trabajo, ha sido un capricho y un favor que he pedido a la empresa de servicios, no en vano soy un buen accionista y además estoy en el consejo de administración, «donde hay patrón, no manda marinero», ya os contare más adelante datos de esta empresa y a que se dedica, creo que es bastante interesante.
Voy a poder estrenar, el nuevo tractor que nos entregaron la semana pasada, en realidad es un vehículo auto-guiado denominado Tracmata[1], , pero yo lo sigo llamando tractor, que le vamos a hacer soy un nostálgico, en realidad entiendo el cambio de nombre, ya que al margen de su objetivo final, que es labrar la tierra, por lo demás tiene poco que ver con los tractores de hace 20 años, ni siquiera en su aspecto exterior.
[1] Tracmata: Tractor autónomo sin conductor (vehículo auto-guiado). Se asimila a la palabra autómata y esta del pl. lat. autómata, ‘ingenios mecánicos’; propiamente ‘espontáneos, que obran por sí mismos’. 1. m. Instrumento o aparato que encierra dentro de sí el mecanismo que le imprime determinados movimientos. Otras palabras que se barajaron para este vehículo fueron: Autotracmata / Tramata / Tractomata / Rotrac / Trabot.
Al regresar con mi taza de café, me coloco frente a mi mesa táctil, abro la aplicación que me instalaron el lunes para poder manejar el tracmata. Lo primero que aparece es una proyección holográfica de los tractores y tracmatas que quedan en la nave, elijo el más impactante y reluciente de todos, no en vano es el nuevo, y se despliega ante mí, una cabina virtual con todos los controles para su manejo, la visualización de mi entorno y el resto de datos auxiliares que necesito, formando una semiesfera a mi alrededor. Me aparece en primer plano un sinóptico del vehículo auto-guiado y como se va ejecutando el auto chequeo, a medida que avanza, se pone todo en verde, motores, baterías, datos, niveles de aceite, sistemas hidráulicos, agua, presiones, sensores, etc., perfecto, todo OK.
El siguiente paso es programar el trabajo a realizar, elijo el plano de todas las parcelas que cultivamos desde este centro de trabajo, que en total hacen unas 23.000 Ha. entre secano y regadío, representando parte o la totalidad de 13 antiguos municipios centrados en Frómista, en otro momento contare como se consiguió esta nueva organización del territorio y mostrare un plano de detalle de la zona, la parcela asignada es la que está en el Pívot Fc-014 de 106 Ha.
Se aro a principios de diciembre, este invierno aunque no se ha caracterizado por demasiadas heladas, ha dejado el terreno en buen estado. La información que nos llega de los múltiples biosensores repartidos por la parcela y de las imágenes de un barrido dron que hicimos ayer por la mañana, nos muestra que la parcela tiene el tempero justo para realizar este trabajo. La selecciono y marco como cultivo, remolacha.
A continuación elijo el apero, en un lateral tengo todos los aperos que puedo enganchar, selecciono el preparador, ya que la tarea de hoy es preparar el terreno para la siembra, como todos los aperos actuales, es un sistema multifunción, y en una sola pasada mueve e iguala el terreno, elimina las malas hierbas y lo deja perfectamente ahuecado y preparado para la siembra.
Por fin arranco el motor y a la vez presiono en la puerta de la nave que tengo en pantalla, en este caso el tracmata, al estar en un entorno cerrado y autorizado se mueve de forma totalmente automatizada, se dirige a la nave de aperos, él se encarga de abrir la puerta, y reconocer el apero en cuestión, cada apero tiene un pequeño chip, que además de identificarlo, con su número de serie y sus características técnicas, conserva todos los trabajos realizados desde el ultimo mantenimiento, el estado de desgaste de las diferentes rejas y su posición exacta dentro de la nave.
El tracmata conversa con él por wifi, se auto-engancha y descarga todos sus datos, realiza el perceptivo chequeo profundo del apero comprobando que todos los circuitos hidráulico, eléctricos, de datos, están correctos y por fin da el OK a todo. Esta tarea me ha llevado escasamente 4 minutos, son las 6:40, voy bien de tiempo.
Como ya sabéis, solo pueden circular vehículo auto-guiado con conducción remota desde las 6 hasta las 7 de la mañana y por carreteras asignadas a tal fin, ya que deben estar debidamente señalizadas, (al final esta señalización corrió a cargo de los agricultores, como siempre somos los paganini), para que el resto de vehículos estén alerta por la presencia de vehículos sin conductor. Esta fue una dura pelea, tanto de los fabricantes de vehículos, como de los sindicatos agrarios, con el legislativo, para conseguir que permitieran la circulación de este tipo de vehículos, ya sé que las restricciones son importantes, pero es un comienzo, en próximas revisiones de estas normas, seguro que avanzaremos y se harán más permisivas.
En Castilla esta norma solo lleva 2 años operativa, en otros países tienen una experiencia de más de 8 años, en todos los casos, no se conoce que este tipo de vehículos agrícolas ocasionase ningún accidente, el nivel de control que tienen es extraordinario, envían constantemente una señal, que es captada por todos los vehículos de la zona en un radio de 2 Km, incluso por los asistentes personales de la gente que pudiesen estar paseando en la zona. Automáticamente la velocidad se reduce considerablemente cuando se produce el cruce con otro vehículo, la trazada del vehículo auto-guiado se desvía a la derecha para dejar un mayor margen al vehículo que viene enfrente, lleva un identificador intermitente de color morado que indica su posición, en fin es muy difícil que se produzca un accidente.
Frente a mí, en una imagen holográfica 3D en alta resolución, aparece la parte delantera del vehículo auto-guiado , incluso en estos momentos que estamos a dos luces, la claridad de la carretera y todos los detalles de la misma están perfectamente destacados, gracias a los filtros especiales que llevan incorporadas las diferentes cámaras del tracmata, incluso en días de niebla cerrada, la visibilidad es perfecta. Esta es una de las muchas utilidades que nos ofrece la realidad aumentada.
Tomo el control del tracmata y con el Joystick voy conduciendo el vehículo hacia la carretera, a estas horas no se detecta mucha circulación, a unos 400 metros me avisa de la presencia de una persona paseando, en mi monitor aparece rodeada de una silueta intensa de color morado intermitente, para que no pierda la atención sobre ella, como me imagino quien es, pulso sobre su silueta y se abre un pequeño cuadro con información sobre el sujeto, me confirma que efectivamente es quien yo pensaba, le envió un saludo a su asistente personal y sigo mi camino.
Una vez que he salido del municipio y estoy en la carretera que me conduce a la parcela, lanzo uno de los drones que lleva incorporado el tracmata, para que realice una pasada previa sobre la parcela, el control y la misión del dron lo realiza el propio tracmata, al cabo de unos minutos, me va apareciendo en un lateral de la pantalla, una proyección de la parcela y a medida que el dron la recorre, va suplementándose con diferentes zonas de colores. El objetivo es ver en qué estado se encuentra, en este preciso instante el terreno que vamos a cultivar, me aparece una zona con azul intenso, indicándome que está excesivamente húmeda, otras zonas aparecen con diferentes tonalidades de verde, indicándome la cantidad y tipos de malas hierbas que tiene. Cuando termina de rastrear la parcela regresa y se acopla nuevamente en el tracmata.
Complementando la información que capta el dron in situ, el vehículo dispone de toda la información sobre la parcela, que le proporciona el SIG (Sistema de Información Geográfica) que tiene almacenado el ordenador central de nuestra empresa. Esta va apareciendo en diferentes capas de información, datos geográficos, geológicos, hidrológicos, capas de conductividad eléctrica y PH, análisis de elementos, etc.
Repasando el plano y la información que me añade el tracmata, decido que la zona azul intensa, es mejor no pasar por ella en estos mementos y esperar a que se oree un poco más. Quizá antes de terminar el día, si hoy hace un sol intenso, como nos indican las previsiones meteorológicas, podamos volver sobre ella. En las zonas de mucha hierba le programo que utilice el desbrozador a alta velocidad, el resto de incidencias se las dejo al sistema experto que tiene incorporado.
A fuerza de ser sincero, tengo que reconocer que el tracmata sabe bastante mejor que yo, cual es la labor indicada para cada zona de la parcela, aunque hay que darse un poco de importancia y dejar claro quién manda. Realmente si le hubiese programado una labor que él considera que no era adecuada, me lo indicaría recomendando la labor precisa y hubiese tenido que proceder a anular manualmente su recomendación, para poder hacer lo que yo he ordenado.
Ya estamos en la parcela, en pantalla me aparece un resumen del trabajo que va a realizar, lo que más me interesa es saber el tiempo que tardara y me informa que terminara la parcela en 32 Horas y 18 Minutos, le indico que una hora antes de terminar me envié un mensaje, son las 7:05 y ya termino mi trabajo. Paso el control al centro de seguimiento y me fumo tranquilamente un purito como compensación por la realización de un buen trabajo. Lo de fumar tranquilamente un purito, lo debería explicar un poco mejor, ya que ni es fumar, ni te tranquiliza especialmente, ni tampoco es un puro, pero eso lo hare en otro momento.
Dada la hora que es, no me apetece volver a la cama, así que me quedo un rato a ver cómo se va cultivando la parcela, la verdad, ver trabajar a estos equipos es increíble. El tracmata en la parte delantera tiene un sensor de barrido que analiza con detalle el estado del terreno y junto con la información enviada por el dron, va aplicando de una manera precisa, cada una de las líneas de trabajo que tiene el apero, penetrando más en el terreno, aumentando sus revoluciones, o incluso sacándole de la línea de trabajo.
Estas posibilidades no implican que el apero este trabajando como un Yo-Yo, sacando y metiendo líneas de trabajo todo el tiempo, ya que debido a que el terreno es bastante homogéneo, su trabajo es muy constante. Tan solo hay actuaciones, cuando concurren circunstancias especiales o cuando hay un claro cambio en el tipo de terreno, lo importante es el resultado, y el apero con una única pasada, deja perfecta la cama de siembra, esto queda confirmado al ver la imagen que proyecta la cámara trasera del tracmata.
Ahora mismo, es prácticamente de día y la luz natural es suficiente para que vea las imágenes adecuadamente, pero por la noche el vehículo trabaja en silencio ya que es eléctrico y totalmente a oscuras, ninguno de sus sensores necesitan tener una visión de las cosas. Este es un detalle al que nos cuesta acostumbrarnos a los humanos. Es una sensación que os recomiendo, si tenéis ocasión dirigiros a una de estas inmensas parcelas, una noche sin luna, e imaginaros moviéndose a vuestro alrededor un vehículo de más de 250 CV arrastrando un gigantesco apero, quizá oigas algún ruido extraño, un chasquido, un rasgar, una rotura, un deslizar, «se te pone la carne de gallina», la impresión es más auténtica que cualquier película de terror.
Si algún controlador remoto tiene que visualizar detalles por la noche, puede encender los potentes focos Leed del vehículo, aunque raramente ocurre esto, ya que el técnico tiene en su pantalla la representación del trabajo en un sinóptico simulado en realidad aumentada, con la información que envía el vehículo. Trabajará las 32 horas seguidas, consecuencia de un control de energía muy sofisticado y la posibilidad de ir recargando las baterías inalámbricamente, o enganchándose a los diferentes postes energéticos que están repartidos estratégicamente en toda la explotación y además trabaja a régimen constante, eso para los motores es lo mejor.
Mientras veía trabajar al equipo, me venían a la cabeza, los problemas y amenazas que se planteaban hace 20 años, para resolver los acuciantes problemas que se le venía encima al sistema mundial de producción de alimentos. Fue un momento único en la historia, donde diversos factores se focalizaron para afectar a la demanda, a la producción y a la distribución de alimentos.
Causado fundamentalmente por las necesidades de la creciente población mundial, a medida que recursos tan vitales como el agua, la energía y la tierra, eran cada vez más escasos. También fue necesario redoblar los esfuerzos para luchar contra el hambre, que estaba diezmando a tantos seres humanos. A todo ello se añadía la imperiosa necesidad de hacer frente a la crisis climática en la que estábamos inmersos, mediante un modelo de producción alimentario sostenible que contribuyera notablemente a mitigar este fenómeno.
Ese escenario me recordó la vieja película Interstellar que fue una de las películas de ciencia & ficción que más me impactaron en su momento, ya que trata dos de mis temas favoritos la agricultura y un futuro viaje interestelar por el universo relativista. Sin entrar en analizar como desarrolla los complejos conceptos físicos que plantea, que son bastante cuestionables, pero es muy emocionante ver la audacia de intentar representar estos fenómenos difíciles de concebir y de explicar.
Interstellar nos sitúa en un futuro pre apocalíptico donde la agricultura es un elemento crítico para la supervivencia de la humanidad. Los recursos alimenticios de la Tierra están próximos a agotarse, asolados por tormentas de polvo y por el crucial problema de la menguante reserva de oxígeno. El planeta se hace más inhabitable cada año que pasa, así que urge encontrar una solución definitiva, ello hace imperioso salir al espacio exterior para encontrar nuevos planetas.
Lo que realmente me gusta destacar de la película es que Coop, el granjero ex-piloto protagonista, dispone en su granja de toda una flota de vehículo auto-guiado, tractores y máquinas autónomas que le permiten optimizar el rendimiento de sus tierras. Persigue un dron que intenta hachear para tener el control del vehículo, hasta que al final lo consigue. Hoy en día la agricultura ya es una actividad imprescindible para la supervivencia, y bastaría con que algo perjudicase lo suficiente a los cultivos y, por ello, proporcionase un pequeño porcentaje menos de cereales, para tener serios problemas de abastecimiento y se iniciara una posible hecatombe a nivel mundial.
Puede que la tecnología, los avances científicos o los inventos, no se acerquen a lo que aquí hemos presentado, y por tanto, es posible que se parezca más a lo que podemos ver en este video. Pero al menos, he intentado acercarme a ese futuro lo mas posible…