La revolución que aconteció en la educación en el último decenio, solo puede compararse a la creación de las primeras universidades medievales en el siglo XII (El Studium Generale de Palencia en 1.212), es un ejemplo como primera universidad de España. Lo mismo que les ocurrió en aquella época, a las escuelas palatinas, monásticas o episcopales, les está ocurriendo actualmente, a las universidades e instituciones educativas, que fueron desapareciendo, al no saber potenciar sus nuevos objetivos de investigación y producción de saber, sufriendo una lenta agonía, hasta que sus últimos profesores, se jubilaron de una u otra manera. Los institutos de enseñanza media y los colegios, tanto públicos como privados, también fueron desapareciendo, reciclándose a otras actividades o readaptándose para el nuevo sistema.
Actualmente los niños de cualquier núcleo poblacional, se juntan en unas pequeñas “aulas” denominadas retac[1] al cargo de un tutor. Son verdaderas redes, donde los alumnos interactúan entre ellos y a través del ordenador con el mundo virtual de conocimientos y supervisados en todo momento por el tutor, de forma que se produce un aprendizaje colaborativo en entornos interactivos.
[1] Retac: Palabra formada por la nota musical (re) y la onomatopeya del reloj (tac). Aula educativa especialmente equipada con sistemas informáticos y un potente ancho de banda en comunicación.
Los retac no están necesariamente en un clásico colegio, ya que en muchos casos, estos grandes edificios, se habían reutilizado para otras actividades, sino que eran unidades autónomas y muy versátiles. Se caracterizaban por tener un gran canal de comunicación, con la gran nube informática, con el todo y un ordenador central con alta capacidad de proceso.
El espacio arquitectónico en sí, era muy variado, se habían aprovechado, muchísimos de los bajos comerciales que habían quedado vacíos en las grandes ciudades. En ciertos municipios se habían utilizado iglesias que ya no estaban destinadas al culto, talleres, pisos, prácticamente cualquier espacio que estuviera dentro del núcleo urbano podía destinarse a retac. La decoración interior, no seguía ningún protocolo, eran entornos minimalistas, pero muy creativos y dependía mucho de los usuarios, el mobiliario tampoco estaba reglado y se conseguía, a través de donaciones o aportaciones de los propios alumnos.
Normalmente, los retac permanecían abiertos en horario de mañana o de tarde, consecuencia de un ajuste, entre los intereses de los alumnos y la disponibilidad del tutor. En ciertos barrios o municipios, estas aulas podían permanecer abiertas, en casos excepcionales, las 24 horas. Las competencias de educación habían ido fluyendo, por una parte hacia Europa, en todo lo relacionado con la normativa, el currículo y los contenidos y por otra, a los municipios, en todo lo relacionado con la infraestructura y operativa, dado que son entes más próximos al ciudadano y sus necesidades. El tutor no dependía por tanto de un gran ministerio de educación o de una consejería, sino que dependía del municipio, lo mismo que las aulas (retac).
La educación es totalmente virtual y el antiguo maestro, estaba siendo sustituido, por el concepto de tutor, que era una persona con amplios conocimientos técnicos en informática, y tenía una intensa formación en psicología y pedagogía. El tutor tiene como principal misión guiar al alumno a través de su propio proceso de aprendizaje.
Las materias y los conocimientos eran suministrados, por un sistema informático central, el currículo, esta personalizado a la medida de las necesidades de cada estudiante. Por supuesto se valoran y potencian las habilidades personales y prácticas -como la capacidad de hablar en público, de trabajar en equipo, de adaptarse a los imprevistos…-, como uno de los principios básicos del nuevo individuo ante las exigencias actuales, pero también se recuperó el aprendizaje del conocimiento. Muchos expertos, al inicio de este nuevo sistema, como Carmen Rodríguez, coincidían en que, por si solas, las habilidades, no suplen una buena preparación académica. “Aprender a aprender está bien, pero primero hay que saber de Matemáticas, Ciencias o Historia. Lo que nos sirve es el conocimiento, porque no se aprende fuera de él”. Por este motivo el nuevo sistema no se olvida de los contenidos académicos.
Había lógicamente un cuerpo funcionarial de tutores, con unas pruebas de acceso comunes en todo el territorio europeo, que tenían además la obligación de reciclarse periódicamente. Su misión principal, es la de interaccionar con el alumno, vigilar la atención y esfuerzo que este realizaba, ayudarle en su operativa con el curso virtual y con el resto de alumnos, pero no tenía competencias en el apartado conocimientos. Para ello había otro cuerpo de docentes, más al estilo clásico, que se encargaba de resolver las dudas virtualmente. En general este cuerpo estaba ubicado en las universidades, que hoy su objetivo, no era tanto la formación sino la investigación. La regulación de este doble cuerpo de funcionarios corría a cargo de cada estado dentro de Europa.
Era muy frecuente, que a este cuerpo de tutores se presentase gente de muy diferentes procedencias y muy especialmente titulados jubilados, estas personas tenían la ventaja de la experiencia, de la madurez y los conocimientos adquiridos durante una vida entera. La preparación específica de tutor, la podían adquirir entre 20 y 30 meses, esta era una inclinación puramente vocacional y altruista, ya que por su condición de jubilados no recibían una compensación económica al uso por el trabajo realizado.
El perfil del estudiante también cambio radicalmente, actualmente es un alumno con muchas más posibilidades de acceso a fuentes de conocimiento, con una mentalidad más universal y menos localista, dejo de tener sentido aquellas barbaridades como “…el Ebro nace en un país ignoto…”, se convirtió en el protagonista indiscutible de su propio aprendizaje, un ciudadano global, que busca a través del aprendizaje, un modo de responder a alguna de las necesidad de su entorno.
Los contenidos de cada asignatura, fueron preparados hace más de seis años, aunque todos los años se revisaban y mejoraban, por un complejo equipo de expertos. Algunos habían comparado este trabajo, con la dirección de una película de cine, ya que tenía prácticamente los mismos pasos y en algunos casos intervenían tantas personas como en la producción de una gran película.
El trabajo se iniciaba, con la elaboración de un guion por asignatura, encargado a catedráticos y expertos en la materia, en determinadas ciencias, estos guiones se desarrollaban a nivel internacional o europeo. El siguiente paso consistía en elaborar el curso propiamente dicho, aquí intervenían ilustradores, programadores, pedagogos, profesores que explicaban conceptos complejos, videos de apoyo a estas explicaciones, hipervínculos y metadatos. Todo esto se adaptaba a las prestaciones de las mesas táctiles con proyección holográfica 3D.
Cada curso se pensaba, con el objetivo de transmitir un determinado conocimiento, por tanto ese era el mínimo exigido, sin embargo contenía mucha más información y posibilidades, pensado para aquellos alumnos, que querían profundizar más de lo exigido. Los cursos se realizaban en varios idiomas y era el alumno el que elegía el idioma. Muchos utilizaban esta prestación para perfeccionar su segunda o tercera lengua, ya que era una práctica muy intuitiva, el curso te explicaba un problema en tu idioma y cuando lo entendías, muchos cambiaban de idioma y lo volvían a escuchar, de esa manera iban impregnándose del nuevo idioma de forma muy intuitiva.
Otra de las peculiaridades del nuevo sistema, es que estaba abierto a toda la sociedad, podías encontrarte en estas aulas, lo mismo un abogado que realizaba un curso especializado, un médico, un fontanero o un jubilado. La educación se empezaba a considerar, como no podía ser de otra manera, algo innato en el individuo y no como una etapa del mismo. Se empezó a desdibujar la vieja idea del joven estudiante, hoy un estudiante era una persona entre 0 y 99 años.
Lógicamente seguía habiendo una educación “obligatoria” hasta una determinada edad y por ello a estas aulas, acudían críos de una edad similar. Esto no era siempre así, había casos en los que acudían de edades muy diferentes, ya que cada alumno recibía una educación individualizada, en función de sus capacidades y de sus intereses, sobre todo en barrios poco poblados o municipios pequeños, las aulas estaban compartidas con todo tipo de personas.
Muchos padres preferían mantener a sus hijos en casa, sobre todo en las grandes ciudades, mientras que otros los enviaban a las aulas, que estaban repartidas por todos los barrios, con la idea de que sus hijos se socializaran con otros niños. Pero como no era necesario, que un niño estuviera asignado a un aula fija durante todo el curso, era muy frecuente, que por cuestiones de trabajo de los padres o por interés de los propios niños, estos se cambiaran de aula en varias ocasiones a lo largo del año, ya que el seguimiento formativo se realizaba virtualmente.
Se acabaron de un plumazo los interminables atascos, en la hora de apertura del colegio, que se producían en las grandes ciudades, lo mismo que los autobuses escolares, los alumnos iban andando desde su casa al retac, salvo claro está, que por otras cuestiones quisieras ir a un aula al otro lado de la ciudad, ya sabéis “…sarna con gusto no pica…”.
Uno de los primeros cursos virtuales que se hicieron, lo realizo la ONU, como experiencia piloto en 2.028, la materia que se eligió fue la Termodinámica, por ser una de las ramas de la física que menos conceptos nuevos había incorporado en el último siglo. Su gran protagonismo, va desde que Galileo en 1.607 inventa el termómetro de gas para medir temperaturas, hasta que en 1.915 Nusselt desarrolla la transmisión de las estructuras disipativas. Se puede perfectamente decir que la termodinámica que estudio Einstein en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza) en 1.896, es la misma que yo estudie en la Facultad de Físicas de Valladolid en 1.975, o la que cualquier alumno puede cursar hoy en este curso de 2.035, aunque es bastante evidente, que no nos aprovechó de la misma manera. ¿Qué hubiera pasado si los tres hubiésemos tenido acceso a una formación idéntica?, me temo que lo mismo, pero ahí está la duda.
Entre el equipo que planifico el curso se encontraban dos premios Nobel de Física y uno en Química, había también grandes pedagogos, psicólogos y programadores informáticos. Realizaron un extraordinario esfuerzo en estructurar todo el conocimiento que se tenía en termodinámica y explicarlo de la manera más clara y entendible posible, apoyándose en cuántos recursos estuvieron a su alcance, con videos de experimentos, realidad virtual y aumentada, modelización de procesos, simulaciones, efectos especiales, etc.
El curso se organizó de tal forma, que se podía traducir fácilmente a cualquier idioma, con un coste muy reducido y debido a su estructuración se podía extraer de él, tanto un curso para alumnos de 14 años, como un curso para universitarios o posgrados. La ONU puso este curso a disposición de cualquier organismo, de cualquier país, en cualquier idioma. Los primeros en incorporar este curso, fueron aquellos países con sistemas educativos endebles y con pocos recursos, pero rápidamente les fueron siguiendo otros muchos.
La aparición de este curso, fue sin duda un punto de inflexión, en la agria polémica que se estaba produciendo en la comunidad educativa y en la sociedad en general, entre los que defendían el modelo tradicional, generalmente funcionarios y sindicatos del sector y aquellos que estaban abiertos al nuevo enfoque educativo. Entre los políticos había grupos que apoyaron la iniciativa, no recuerdo de que “color”, pero también había otros que la rechazaban en oposición a los anteriores, ya os lo suponéis, lo normal entre los políticos. La pregunta que estaba en el aire era evidente, ¿había algún profesor de termodinámica, que pensara que podía transmitir a todos sus alumnos, un conocimiento en termodinámica, mejor que el que podía ofrecer este curso virtual?, hasta donde recuerdo, nunca vi a ningún profesor levantar la mano y decir, YO.
Este nuevo modelo educativo, represento el mayor cambio de modelo en educación, desde el tristemente clásico dicho de “la letra con sangre entra”, ya que trajo consigo la desaparición del concepto de libro de texto, de examen, de profesor, de colegio, de instituto, y de universidad. Los contenidos y el conocimiento, volvieron a recuperar su posición de universales, que habían perdido a manos de políticos mezquinos. Ya no era necesario bajar los baremos mínimos, para igualar por abajo y que nadie se sintiera discriminado. Dejo de tener sentido la absurda pretensión de saber sin esfuerzo[2].
La educación dejo de ser una etapa del individuo a superar, sino que se convirtió en el activo más importante a lo largo de toda la vida. Ya no era necesario ser un país del primer mundo, o tener un padre rico, para poder acceder a una educación completa y de calidad. Por fin la educación era libre.
[2] Nicolás Fernández de Moratín, poeta Español nacido en 1.937, del que destacamos el EPIGRAMA SABER SIN ESTUDIAR:
Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal
y aquí lo parla un muchacho».
Este modelo educativo estaba implantado en toda Europa, de hecho Europa tenía prácticamente todas las competencias en educación. Muchos protestaban diciendo que el modelo enseñaba a todo el mundo los mismos conocimientos, aunque esto dicho así, no parece un gran problema. Sin embargo la realidad era muy distinta, ya que en la adquisición de esos conocimientos, intervenía mucho la aptitud del alumno, su capacidad o el autoaprendizaje.
Si analizamos datos del sector de la enseñanza en España en el año 2.014 vemos que en esa época había 9,5 millones de alumnos entre los 2 años y los 23 años, para atender a esos alumnos teníamos 790.000 profesores y 366.000 personal auxiliar, el gasto público total del sector rondaba los 56.000 millones de Euros, que representa un coste medio por alumno de 5.900 €. Añadido a este presupuesto, estaba lo que en media, se gastaba la familia en educación, tanto infantil, primaria, secundaria y universitaria, en partidas como libros, material, transporte y comedores escolares, esta cantidad superaba los 900 € por alumno. En conclusión el gasto total superaba los 64.500 millones, o 6.800 €/año/alumno y un número de alumnos por trabajador de 8,2.
Actualmente el sistema educativo tenía 16,4 millones de alumnos entre los 2 años y los 99 años, para atender a esos alumnos había 600.000 de tutores y 100.000 docentes que compatibilizaban este trabajo con el de investigación en las universidades, de los tutores casi el 40% eran jubilados, el gasto total del sector se había reducido hasta los 20.000 millones de Euros, con un coste medio por alumno de 1.200 € y un número de alumnos por trabajador de 23.
Antes de la reforma educativa del 29, la calidad de la educación, a pesar de la ingente cantidad de dinero que se dedicaba a ella, seguía cayendo en picado y no solo en España, era un problema general en una parte importante de Europa. Hubo muchas iniciativas en todos los países y muchas reformas, que daban vueltas alrededor del viejo y cadavérico sistema educativo, sin conseguir revivir el modelo.
Por destacar una de las muchas iniciativas. Es interesante analizar, la que surgió en la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia, en su grado de Ingeniería Forestal y del Medio Natural. Ante la constante pérdida de alumnos que estaba teniendo la escuela, un grupo de profesores de forestales, tuvo la brillante idea de captar nuevos alumnos, especializando la escuela en un determinado país. Para ello hicieron un estudio para analizar qué países tenían una industria forestal potente y podrían necesitar técnicos bien formados.
La conclusión fue que Finlandia podría ser un magnifico candidato, más del 66% de su superficie era forestal, miembro de la UE desde 1.995, con escasa población 5,5 millones de habitantes, una densidad de población de 16 Habitantes/Km2, y una potente industria de la madera. No en vano, la industria forestal representa aproximadamente el 20% de todas las exportaciones y era el tercer sector industrial en importancia, tras el electrónico y el metalúrgico. Asimismo, la industria forestal representa aproximadamente un 20% del volumen de negocio industrial finlandés, y el 16% del empleo industrial.
Una vez que seleccionaron este país, un grupo de profesores prepararon un viaje a Finlandia a establecer contacto con universidades, empresas de la madera y administraciones del país. En todos los sitios fueron atendidos magníficamente y recibieron la idea con una gran expectación. Elaboraron planes de las necesidades que tenía el país y establecieron acuerdos con sus universidades homologas. Volvieron con una importante cartera de contactos y posibilidades más que interesantes.
La escuela tomo la valiente iniciativa de establecer a modo de experiencia piloto, un curso desde primero de carrera enfocado y diseñado explícitamente a colaborar con el país Finlandés. Se modificaron las asignaturas, para adaptarlas a las variedades forestales que principalmente se cultivaban allí, se incluyeron temas específicos de la industria maderera del país y se añadieron, a modo de asignaturas complementarias, que no contribuían al currículo lectivo del alumno, aprendizaje del Fines y una sobre historia y costumbres del país.
Desde que termino el primer año, los alumnos tuvieron la ocasión de participar en cursos de perfeccionamiento del idioma que se celebraban en su capital, en parte subvencionados por la Universidad de Turku. El primer año tan solo se apuntaron 14 alumnos. Como las noticias corren como la pólvora y con las redes sociales más, el siguiente año de experiencia ya tenían matriculados 37 alumnos y en el tercer año tuvieron que hacer un examen de selección, ya que se presentaron más del doble de alumnos de los que tenían previstos. Los alumnos que superaron el segundo curso, se les dio la oportunidad de realizar en verano unas prácticas remuneradas de dos meses, en industrias del sector, a la vez que seguían perfeccionando el idioma.
Como siempre en este país cainita, cuando una iniciativa tiene claramente éxito, empieza a funcionar en las entrañas, los fluidos generadores de envidias y muchos políticos miopes, arengados por tertulianos y creadores de opinión afines, empezaron a despotricar de esta iniciativa y de otras similares, que fueron surgiendo en otras universidades y en otras especialidades, al calor del éxito evidente que estaba teniendo esta iniciativa. Argumentaban que estaba emigrando la generación más preparada de la historia (opinión bastante discutible) y que el país estaba asumiendo un coste inmenso en su preparación, para que desarrollaran sus habilidades en otros países.
Sin embargo la realidad era bastante más compleja y sobre todo diferente, a su simplista y demagógica visión, ya que el sistema universitario español[3], era uno de los más sobredimensionados del mundo. Estando masificado en detrimento de la calidad individual. Esto llevaba a un panorama muy frustrante para los alumnos, ya que terminaban su carrera, con un gran esfuerzo personal y económico, esperando tener un trabajo acorde con su formación y se encontraban con que las necesidades de técnicos del país eran muy inferiores a los que producían las universidades.
Si la industria de un país necesitaba 1.000 ingenieros al año y de sus escuelas salían 3.000, era bastante de perogrullo que había 2.000 que no podían encontrar un trabajo acorde a su preparación. Por lo tanto la única salida que encontraban era emigrar a otros países, pero con los problemas asociados a esa situación brusca. En general no dominaban, ni el idioma, ni las costumbres del país, ni estaban preparados explícitamente en las necesidades de su industria, así que esa emigración pasaba por unas fases durísimas de adaptación y aprendizaje en el nuevo país, que en algunos casos duraba varios años.
Por otro lado, el crecimiento de las universidades españolas, había seguido unos postulados muy poco inteligentes, ya que se había basado en un problema político-geográfico, no había comunidad, provincia, o incluso municipio grande, que no quisiera tener su campus universitario, agravado con que no se conformaban con el campus, sino que querían tener todas las especialidades, es decir querían tener una complutense en pequeñito, esto llevaba a una estructura enorme, había facultades de todas las materias, pero con muy pocos alumnos matriculados y con menos recursos.
[3] El Sistema Universitario Español (SUE) lo conforma, en el curso 2014-2015, un total de 83 universidades (impartiendo docencia 81), distribuidas en 243 campus las presenciales y 113 sedes las no presenciales y especiales. De las 83 universidades 50 son de titularidad pública y 33 privada. En España hay 1,78 universidades por cada millón de habitantes. Si se tiene en cuenta sólo la población en edad universitaria teórica (entre 18 y 24 años) el número de universidades por millón de población se sitúa en 25,67.
En todo caso las cartas ya estaban repartidas y aunque no teníamos buena mano, era necesario jugar la partida, con las cartas que teníamos. Los campus universitarios estaban creados y en funcionamiento, se habían construido o adaptado edificios para tal fin, se habían constituido departamentos, decanatos y cátedras, se había contratado profesorado, colaboradores y personal auxiliar, se tenían laboratorios, cocinas, restaurantes, residencias, centros deportivos en su entorno, la maquinaria estaba operativa y engrasada, lo único que faltaba era amortizarla, sacarla un cierto beneficio social. Desde luego formar con títulos universitarios a los jóvenes, era una inversión a futuro, indiscutible y sin ninguna duda muy beneficiosa para el país a medio largo plazo.
El problemas es que cualquier país, por muy grande que sea, por muy avanzado que este o porque tenga una industria muy moderna, tiene una capacidad limitada de titulados, al margen de eso, no de cualquier titulado, sino de los específicos para sus necesidades concretas. La situación en España era clara, a pesar de los números clausus de algunas universidades, salían un número de titulados muy superiores a los que el país necesitaba. A todas luces es necesario resolver este dilema, es muy positivo tener el mayor número de titulados universitarios, pero es muy negativo que estos no puedan desarrollar esta titulación. Por ese motivo, la propuesta de la escuela de Palencia fue tan interesante.
Haciendo un análisis muy mercantilista de la situación, parece que puede ser más interesante “exportar” personas bien formadas y preparadas, para ciertos nichos industriales en países concretos, con la posibilidad de que estos regresen en otro momento y a su ya formación, traigan la experiencia en otro país, que “exportar” mano de obra no cualificada, como estaba ocurriendo actualmente. No solo esto, sino que a la vista del éxito estaban llegando alumnos de otros países que se formaban en España con la idea de saltar a un tercer país, esta es la buena lectura del concepto de globalización.